domingo, 24 de febrero de 2013

El Negocio de la Felicidad

Se vende a sí mismo como un “…autor de exitosos libros de superación personal con gran repercusión en ventas, público y crítica”. Como si esta risueña auto-adulación no fuera suficiente, se considera como “alguien que posee una aguda mirada, un don particular para el análisis sobre el mundo, la vida y las circunstancias por las que las personas deben atravesar.” ¿Qué quedaría entonces para Einstein, Newton, Shakespeare o Freud?
 
Como para colmar esta absoluta falta de vergüenza, dice haberse convertido en “un hombre de consulta de personalidades y empresas en Argentina y Latinoamérica”. Esto deja a las claras que lo que sobra son consultas y lo que falta son consultores.
 
No es necesario que diga su nombre, porque en estas auto-definiciones podemos reconocer a todos aquellos “gurúes” que se creen poseedores de una verdad, de una teoría desconocida, de un camino ideal para alcanzar la plenitud, de un don natural para acercar a la gente a la felicidad absoluta.
 
Sólo voy a decir que este iluminado no sólo ha logrado escribir dos libros, sino que también ha podido venderlos, lo cual no habla muy bien de los lectores. En las redes sociales, cuenta con más de cinco mil seguidores que se encuentran absolutamente subyugados y agradecidos por haber encontrado la clave para ser felices.
 
Parece ser que la fórmula de su rotundo éxito es hablar de cosas obvias en su programa de televisión, con un tono muy pausado y poniendo cara de científico, como si estuviera explicándonos la expansión del universo y la materia galáctica.
 
A continuación, algunas frases textuales que me parecen perfectas para graficar esta crítica:
 
1) Todos tenemos luces y sombras.
2) Existen muchas personas que desconocen como subir una escalera que existe, pero en principio es invisible.
3) Cada esfuerzo renovado, cada nuevo intento, generará tu nueva piel.
4) ¿Se puede experimentar simultáneamente tristeza y alegría por temas diferentes?
5) El que debe dirigir tu vida eres tú y no tus personajes o fantasmas.
6) Hay personas que tienen sueños y su problema es hacerlo realidad.
7) Hay personas que no saben que tienen sueños y su problema es descubrirlos.
 
Siempre creí que la comprensión de la problemática humana requería mucho más que recopilar historias de vida y escribir frases obvias. Para lograr tener una aproximación a la complejidad del ser humano debemos ser analíticos, estudiosos, amantes de la complejidad, incrédulos y un tanto suspicaces ante cualquier salida fácil.
 
Si los problemas de los seres humanos apenas pueden ser comprendidos por quienes los padecen, ¿cómo puede alguien decirles con dos frases qué es lo que deben hacer para ser felices? ¿Cómo puede ser que con un libro y un programa de televisión, la gente se entregue de un modo fanático e irracional a un camino que no lleva a ninguna parte? ¿Por qué la gente necesita que le digan rápido y sin dificultad lo que quiere oír, para ser feliz de una vez por todas? ¿Por qué se niegan a pensar con mayor profundidad y compromiso el camino que la vida les ha deparado?
 
Tal vez sea porque hace muchos años han arraigado esas frases falaces como: “Si querés, podés”; “Si lo soñás, lo lográs” o “ Si lo visualizás, se hará realidad”.
 
Ese es un camino falso y apócrifo, que lo único que busca es la rentabilidad económica para el que habla y el estancamiento emocional para el que sufre. Se me dirá que mucha gente se ha curado al leer estos libros o al ver estos programas, a lo que responderé: nadie puede curarse de una enfermedad que no conoce, nadie puede curarse de una fractura expuesta leyendo un libro o viendo un programa de televisión.
 
Sin embargo: ¿Por qué la gente cree que si puede curar sus dolores emocionales al leer “El que debe dirigir tu vida eres tú”? No se está curando, sólo está entusiasmado porque encontró un parche que tapa su agujero existencial. Pero, como ya sabemos, todos los parches son pasajeros y los agujeros existenciales no.
 
Para trabajar nuestros dolores y sufrimientos hay que ser más serios, más profundos, más metódicos y rigurosos. La psíquis humana no puede ser subestimada del modo en que lo hacen estos pseudo-psicólogos de feria que se escudan en la típica frase: “Mucha gente me escribe diciendo que mis libros le hacen bien”, porque justamente se trata de dejar de “hacerle bien” a la gente para que en realidad puedan encontrarse con su “verdad”, las causas profundas de sus dolores y sufrimientos.
 
El camino hacia la superación, la plenitud y el potencial (si es que todo esto existe) nunca puede ser un camino de dicha y alegría. Al contrario, es doloroso, traumático, complejo y contradictorio. Y así y todo no existen garantías de que ciertos dolores dejen de dolernos. 
 
Todos parecieran querer encontrar una llave mágica que los haga felices. Quieren que sea fácil, rápido y barato. Todos quieren ser “felices”, lograr sus “sueños”, alcanzar sus “metas”. Todo el discurso tiene que ver con llegar a algún lado y cuando finalmente lleguen allí, entonces sabrán lo que es la felicidad. 
 
Lamento decepcionarlos, pero nadie llega nunca a ningún lado. Nadie puede ser “feliz”, ni lograr sus “sueños”, ni alcanzar sus “metas”; porque si todo eso sucediera, el deseo se acabaría y la muerte sería la única salida.
 
No hay que llegar a ningún lado, no hay que lograr nada, no hay que leer ningún libro para ser feliz ni ver ningún programa para alcanzar nuestros sueños. La vida sólo puede vivirse de una forma: viviéndola. Y si queremos comprenderla, entonces debemos trabajar con seriedad y compromiso hasta llegar al fondo de nuestras emociones y pensamientos. La verdad no es gratis. 
 
Como decía un verdadero escritor: “La mayoría de la gente no vive, apenas existe.”

jueves, 14 de febrero de 2013

San Valentín o la Felicidad Imperfecta

Hoy se celebra el día de los enamorados cenando en restaurantes de etiqueta, recitando promesas que nunca se cumplirán y regalando objetos onerosos para confirmar el valor del sentimiento.
 
Millones de maníacos gritarán a los cuatro vientos: te amo! Aunque muchos no están diciéndoselo a la persona indicada, aunque otros saben que todavía no ha llegado la persona indicada, aunque todos temen que tarde o temprano fracasará. 
 
San Valentín: Otra batalla ganada por la cultura de masas y perdida por la individualidad del sujeto humano.
 
Porque en definitiva: ¿Qué es lo que se festeja? ¿Haberse enamorado alguna vez de alguien o seguir enamorado de alguien que ya no está? ¿Estar enamorado de nuestra pareja actual o esperar que en algún momento podamos enamorarnos de el/ella?
 
¿Cuánto dura el enamoramiento? ¿Cómo determinar si uno está enamorado, acomodado, cómodo o simplemente aburrido? ¿Cómo se mide el nivel de enamoramiento de ambos miembros de la pareja? ¿Será parejo dicho nivel de sentimiento? ¿Qué significa "amar"?


Sandor Marai puede darnos una respuesta: "Durante años he pensado que amar significa conocer a la otra persona, conocerla perfectamente, con todos sus secretos; conocer cada rincón de su cuerpo, cada reflejo, conocer a fondo su alma, cada una de sus emociones. Quizás sea esto, quizás conocer sea lo mismo que amar. Pero eso sólo es una teoría. Después de todo ¿qué quiere decir “conocer”? ¿Cuánto se puede conocer a un ser humano? ¿Hasta dónde se puede seguir a un alma desconocida? ¿Hasta sus sueños? ¿Y luego adónde?"

Sigo sin saber que significa “amar”.
 
"¿Acaso se puede saber? ¿Y de qué sirve saberlo? No tiene nada que ver con la razón. Seguramente el amor es algo más que el conocimiento. Amar debe ser algo parecido a seguir el mismo ritmo, una casualidad tan maravillosa como si en el universo hubiese dos meteoros con la misma trayectoria, la misma órbita y la misma materia. Una casualidad tal que no se puede ni calcular ni prever. Tal vez ni exista siquiera. Dos personas a las que les gustan las mismas comidas y la misma música, que caminan al mismo ritmo por la calle y que se buscan al mismo ritmo en la cama: quizás sea eso el amor.

Yo imagino que los encuentros de ese tipo deben de ser místicos. La vida real no se basa en tales probabilidades. Creo que las personas que siguen el mismo ritmo, que segregan sus hormonas al mismo tiempo, que piensan lo mismo de las cosas y lo expresan con palabras idénticas… Bueno, creo que eso no existe. Una de las dos será más lenta y la otra más rápida, una es tímida, la otra osada, una ardiente, la otra tibia. Así es como hay que tomar la vida, los encuentros.

Hay que aceptar la felicidad así, en su estado imperfecto."
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