jueves, 14 de febrero de 2013

San Valentín o la Felicidad Imperfecta

Hoy se celebra el día de los enamorados cenando en restaurantes de etiqueta, recitando promesas que nunca se cumplirán y regalando objetos onerosos para confirmar el valor del sentimiento.
 
Millones de maníacos gritarán a los cuatro vientos: te amo! Aunque muchos no están diciéndoselo a la persona indicada, aunque otros saben que todavía no ha llegado la persona indicada, aunque todos temen que tarde o temprano fracasará. 
 
San Valentín: Otra batalla ganada por la cultura de masas y perdida por la individualidad del sujeto humano.
 
Porque en definitiva: ¿Qué es lo que se festeja? ¿Haberse enamorado alguna vez de alguien o seguir enamorado de alguien que ya no está? ¿Estar enamorado de nuestra pareja actual o esperar que en algún momento podamos enamorarnos de el/ella?
 
¿Cuánto dura el enamoramiento? ¿Cómo determinar si uno está enamorado, acomodado, cómodo o simplemente aburrido? ¿Cómo se mide el nivel de enamoramiento de ambos miembros de la pareja? ¿Será parejo dicho nivel de sentimiento? ¿Qué significa "amar"?


Sandor Marai puede darnos una respuesta: "Durante años he pensado que amar significa conocer a la otra persona, conocerla perfectamente, con todos sus secretos; conocer cada rincón de su cuerpo, cada reflejo, conocer a fondo su alma, cada una de sus emociones. Quizás sea esto, quizás conocer sea lo mismo que amar. Pero eso sólo es una teoría. Después de todo ¿qué quiere decir “conocer”? ¿Cuánto se puede conocer a un ser humano? ¿Hasta dónde se puede seguir a un alma desconocida? ¿Hasta sus sueños? ¿Y luego adónde?"

Sigo sin saber que significa “amar”.
 
"¿Acaso se puede saber? ¿Y de qué sirve saberlo? No tiene nada que ver con la razón. Seguramente el amor es algo más que el conocimiento. Amar debe ser algo parecido a seguir el mismo ritmo, una casualidad tan maravillosa como si en el universo hubiese dos meteoros con la misma trayectoria, la misma órbita y la misma materia. Una casualidad tal que no se puede ni calcular ni prever. Tal vez ni exista siquiera. Dos personas a las que les gustan las mismas comidas y la misma música, que caminan al mismo ritmo por la calle y que se buscan al mismo ritmo en la cama: quizás sea eso el amor.

Yo imagino que los encuentros de ese tipo deben de ser místicos. La vida real no se basa en tales probabilidades. Creo que las personas que siguen el mismo ritmo, que segregan sus hormonas al mismo tiempo, que piensan lo mismo de las cosas y lo expresan con palabras idénticas… Bueno, creo que eso no existe. Una de las dos será más lenta y la otra más rápida, una es tímida, la otra osada, una ardiente, la otra tibia. Así es como hay que tomar la vida, los encuentros.

Hay que aceptar la felicidad así, en su estado imperfecto."
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