viernes, 22 de mayo de 2009

La arveja

Jean Piaget (Biólogo que se especializó en el estudio de la niñez) denominó “animismo” a la operación mental que realizan los niños cuando le otorgan vida a objetos inanimados.
Creo que muchos de nosotros, alguna vez hemos creído que ciertos objetos poseían vida propia.
Y un buen ejemplo son las arvejas.
Al sentarnos frente a un plato de arvejas, uno sabe que ha comenzado una verdadera competencia contra el diminuto vegetal.
Al intentar tomar la arveja (con cuchara o tenedor, es indistinto), la bolita verdosa escapa a lo largo y a lo ancho del plato generándonos ansiedad y cierta violencia.
Por otra parte, ese espíritu animista nos lleva a pensar que la arveja posee una cierta intuición y que adivina cual será nuestro próximo movimiento.
El secreto reside en emboscar a la arveja.
Recomiendo ir de frente con una cuchara y poner un tenedor en el otro extremo del plato.
Al ver que la enorme cuchara viene en su acecho, la arveja disparará hacia las antípodas del plato.
Su destino es fatal, como el nuestro.
Ahora me pregunto: ¿De quién será el plato en el cual transcurre nuestra vida?

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