jueves, 11 de marzo de 2010

Tachero

Subo a un taxi a las 8.30 am.
A mitad de camino el conductor enciende un cigarrillo.
Detenidos en la calle Maipú y con la ventanilla baja, observa a un encargado de edificio que también se encontraba fumando.
Lo mira con frontalidad y le dice: "Vamos a quedar como Sandro".
El otro devuelve una mirada cómplice y retruca: "Pero por ahora seguimos regalando rosas".

Ambos ríen como si se conocieran de toda la vida. Comprenden que existe un léxico común y popular que les pertenece.

El semáforo da la luz verde y se saludan con efusividad.
Se alegraron el día, y a mi también.

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