miércoles, 28 de septiembre de 2011

Disciplina Sajona

Otra anécdota del squash está vinculada a la puntualidad. El día que comencé a entrenar con Neil Harvey en Inglaterra tuve que aprender algunas reglas básicas de convivencia y profesionalismo. La que más recuerdo está vinculada con el respeto al horario, y por ende, el respeto al otro.

Los entrenamientos comenzaban a las 10.30 de la mañana, lo cual implicaba llegar a las 10.00 para realizar la entrada en calor y los ejercicios de elongación. Harvey me había dejado claro que en caso de llegar tarde habría que pagar con una multa física, la cual consistía en hacer 10 largos en la cancha por cada minuto tarde.
Fue así que al segundo día de entrenamiento, uno de los jugadores extranjeros -recuerdo que era malayo- llegó al club a las 10.44. Ni bien ingresó al área de las canchas ya sabía que estaba condenado a realizar 140 largos sin parar y delante de sus compañeros de entrenamiento.
Neil simplemente lo miró con una expresión que sintetizaba la lástima y la risa, denotando que el rigor inglés no era una teoría. El malayo comenzó a correr mientras Harvey le decía desde afuera: "Come on buddy, push harder" ("Vamos amiguito, más fuerte"). Mientras tanto, observábamos la cara de sufrimiento del oriental y como sus dos piernas iban tomando la rigidez de las Torres Petronas.
La situación reflejaba una mezcla de rigor, humillación, respeto y orgullo. Es difícil explicar lo que se siente realizar 140 largos sin parar, pues es una mezcla de tortura, dolor, ganas de vomitar, mareo, hinchazón y petrificación muscular, agotamiento psíquico y desborde emocional.
"...138, 139, 140!" gritó Neil y el malayo se desplomó en el piso, colocando inmediatamente sus piernas hacia arriba para que la sangre comenzara a fluir por su cuerpo. Luego dió comienzo al entrenamiento con la siguiente frase: "Muchachos, si quieren ser profesionales exitosos empiecen por llegar en hora. Aquí no venimos a divertirnos."

Esa situación me marcó no sólo por la cuestión explícita de respetar el horario y a los demás; sino porque refleja una de las grandes diferencias que existen entre los sajones y los latinos en la práctica de este deporte y de otras disciplinas: la conducta. Mientras nosotros creemos en el talento y el milagro, ellos se aferran a la conducta y al rigor.

¿Cuál es la fórmula correcta?
Probablemente un mix de ambas, pero hace siglos que -misteriosamente- los rankings están de su lado. 

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