domingo, 24 de junio de 2012

Saber Esperar

“¿Seré amado?” es una pregunta alternativa: todo o nada.

No concibo que las cosas maduren, que sean sustraídas a la oportunidad del deseo.

¿Quién está enamorado?: El que espera.

A veces quiero jugar al que no espera; intento ocuparme de otras cosas, de llegar con retraso; pero siempre pierdo a este juego: cualquier cosa que haga, me encuentro ocioso. La identidad fatal del enamorado no es otra más que esta: yo soy el que espera.

Un mandarín estaba enamorado de una cortesana: “Seré tuya, dijo ella, cuando hayas pasado cien noches esperándome sentado sobre un banco, en mi jardín, bajo mi ventana. Pero, en la nonagésimonovena noche, el mandarín se levanta, toma su banco bajo el brazo y se va.”

De todo consejero, sea cual fuere, espero que me diga: “La persona que usted ama lo ama y se lo va a decir esta noche.”

De modo profético alguien llama y dice: "te amo".
Pero no es precisamente a quién esperábamos.


Edición personal de "Fragmentos de un discurso amoroso" (Roland Barthes)

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