domingo, 21 de febrero de 2010

La pareja feliz (según Roland Barthes)

"X quiere que yo permanezca a su lado, pero también desea tener un poco de libertad; debo ser flexible, es decir, desaparecer de vez en cuando pero sin llegar a alejarme demasiado. Así pues, por una parte, debo estar presente como una prohibición (sin la cual no podría existir el correspondiente deseo), pero también debo alejarme para que, una vez suscitado ese deseo, pueda hallarme en su camino; debo ser como la madre protectora y desinteresada que teje o cose tranquilamente mientras su hijo juega. Esa podría ser la estructura de la pareja feliz: una pizca de prohibición y una buena dosis de juego; designar el deseo y luego dejarlo a su aire, como los amables lugareños que te señalan el camino sin insistir, no obstante, en acompañarte".

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Es necesario faltarle al otro para que ese deseo surja.
Es vital que me faltes para volver a necesitarte.
Todo el tiempo, toda la vida.
Sin embargo, las parejas insisten con la simbiosis, la dependencia, la fusión, los celos, la posesividad.
Y después se pasan años en terapia tratando de comprender porque el otro dejó de desearlos.

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