jueves, 9 de agosto de 2012

El bastón de laca

María Kodama lo descubrió. Pese a su autoridad y a su firmeza, es curiosamente liviano. Quienes lo ven lo advierten; quienes lo advierten lo recuerdan.
Lo miro. Siento que es una parte de aquel imperio, infinito en el tiempo, que erigió su muralla para construir un recinto mágico.
Lo miro. Pienso en aquel Chuang Tzu que soñó que era una mariposa y que no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre.
Lo miro. Pienso en el artesano que trabajó el bambú y lo dobló para que mi mano derecha pudiera calzar bien en el puño.
No sé si vive aún o si ha muerto.
No sé si es taoísta o budista o si interroga el libro de los sesenta y cuatro hexagramas.
No nos veremos nunca.
Está perdido entre novecientos treinta millones.
Algo, sin embargo, nos ata.
No es imposible que Alguien haya pretendido este vínculo.
No es imposible que el universo necesite este vínculo.

Jorge Luis Borges - "La cifra" (1981)
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¿Hay un lazo invisible que une y separa nuestros destinos de otras personas?
¿Estamos predestinados a cruzarnos con cada persona que pasa por nuestras vidas?
¿Hay un determinismo en lo que nos acontece o todo es una absurda casualidad que depende de nuestras decisiones?
¿Será verdad que el destino se encuentra por los caminos que tomamos para evitarlo?

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