domingo, 30 de agosto de 2009

El Mito de Sísifo


Albert Camus -en su ensayo "El mito de Sísifo"- escribe: "Los dioses habían condenado a Sísifo a perder la vista y a empujar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña. Al llegar a la cima, la piedra volvía a caer por su propio peso. Lógicamente no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza."
El título del ensayo proviene de un conocido personaje de la mitología griega y Camus lo utiliza como una metáfora del esfuerzo inútil e incesante del hombre moderno. Ese ser que consume su vida en fábricas, empresas y oficinas deshumanizadas. Ese ser que está condenado a hacer algo para "otro".
A pesar de la dureza de esta idea, el escritor francés afirma que Sísifo experimenta la libertad durante un breve instante. Ese instante se encuentra cuando ha terminado de empujar la roca y cuando aún no ha comenzado el descenso para buscarla nuevamente.
Desde hace siglos el hombre busca “salvarse”. Dejar de empujar la roca. Error.
El secreto es dejar empujar la roca ajena. Esa roca impuesta por el sistema y la sociedad, por nuestros jefes y nuestras deudas, por nuestros padres y nuestras parejas. Por todas las personas que no quieren que seamos felices, porque ellos tampoco pueden serlo.
Sé me dirá que es muy fácil subir frasecitas a un blog mientras el gas y el agua se pagan con dinero.
Absolutamente cierto.
Pero también es cierto que aquellos que sólo se preocupan por pagar el gas no deberían leer este blog.
La roca sube más rápido cuando se sueltan pesos innecesarios.
Empecemos a soltar los que no nos corresponden.

6 comentarios:

  1. Jose Mario De Bella30 de agosto de 2009, 16:54

    Ese instante de "libertad" que tiene Sisifo al llegar a la cima es porque es su propia roca la que subio, y toma con una actitud de perseverancia, responsabilidad y voluntad de "Gladiador" ir a buscarla todos los dias

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  2. En realidad Sisifo está condenado a subir esa roca porque le fue impuesta.
    El secreto -como vos decís- está en subir nuestra propia roca, dia a dia, cueste lo que cueste.
    Si es nuestra -y no la de los demás- entonces la subida se hace más placentera.
    Y siempre admiré tu pasión por la independencia (laboral y de pensamiento), la perseverancia (para seguir empujando) y la voluntad.
    Espero poder seguir esos mismos pasos con éxito.
    No los de Sísifo.
    Abrazo

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  3. Sí, yo quise dejar de pagar, pero me cortaron jaja!
    Mil cariños

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  4. Che, para franelear...en privado...! Aparte son padre e hijo.
    Y Diego escribió que los padres -entre otros- no quieren hacer felices a los hijos...

    Je...

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  5. jaja, igualmente el escrito no era autoreferencial Juan.
    Soy como el Claudio María Domínguez del ciberespacio.

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  6. En el ámbito laboral, empujar una roca que sea de nuestra convicción hasta en su rincón más escondido, me resulta un tanto difícil de conseguir...

    Cuando uno deja de ser una "marioneta" de la empresa de alguien más, sin dudas que el hacer se duplica, la dedicación inunda y el esfuerzo desborda... Porque cada pequeño logro, avance, es una conquista de metas que en el día a día nos vamos imponiendo...

    También creo que ser el hacedor de la roca propia, demanda mucha paciencia, fortaleza y responsabilidad... Porque la camiseta está puesta 24 hs al día, porque hay riesgos que afrontar e incertidumbre que superar...
    Admiro a aquellos que logran esa independencia, porque la pendiente siempre en pronunciada, y más aún cuando depende de las porpias exigencias!

    Muy bueno... para pensar! ;)
    Beso

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