
Al leer esta teoría, el lector no podrá evitar el recuerdo de aquella persona que le hizo conocer su pico sexual. Algunos habrán terminado a los gritos y odiándose; otros estarán en pleno auge del placer y muy poco interesados en este blog; y los restantes aún esperan que ese encuentro suceda de una buena vez.
Se me dirá que una persona puede tener varios picos sexuales. La respuesta es NO. El pico sexual es algo que trasciende por completo la capacidad de raciocinio como para siquiera compararlo con otras experiencias. El pico tiene nombre y apellido, fechas, lugares, aromas y una historia que ha quedado grabada para siempre en nosotros. El pico sexual es un tatuaje en el alma.
Más allá de estas consideraciones, existen dos cuestiones que complejizan la teoría, a saber:
1. Si bien nosotros podemos asegurar quién ha sido nuestro pico sexual; ¿podríamos estar seguros que nosotros hemos sido pico sexual para esa misma persona?
2. La segunda cuestión está vinculada con las relaciones posteriores. Si nuestro pico sexual ya ha pasado de largo en nuestra vida, ¿cómo se puede entablar una relación sensata con alguien que jamás alcanzará ese nivel de conexión?
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