martes, 15 de diciembre de 2009

Ellas quieren hijos

Segunda cita con una mujer de 33 años.
Degustás un bife de chorizo con ensalada, mientras ella devora una colita de cuadril con inaudita voracidad.
Tomás un vino tinto para hacer más interesante la conversación, objetivo que no se logra en toda la velada.

En la mitad de la cena, te mira con cara de circunstancia y lanza un monólogo esquizofrénico: “El tema es que sólo me quedan un par de años para ser mamá. Y la verdad que es complicado, por un lado quiero, pero por otro no. Imaginate, soy una mujer independiente y exitosa, tengo un MBA y doy clases en la facultad. No quisiera dejar todo eso para dedicarme al bebé, aunque tampoco quiero que lo cuide una "muchacha". Además todavía no encontré el hombre como para decir: es él. O sí, pero no quiso cumplirme ese deseo. Es que también presiona el entorno, viste? La familia, las amigas, todos. O sea, yo como mujer quiero tener un hijo, pero no lo tendría con cualquiera. La cuestión es que no me puedo olvidar de que tengo 33 años. No sabés que presión que siento. ¿Y vos? Contame de vos!!!”

La mirás con cierto dejo de compasión mientras introducís un pedazo de bife en la boca. Masticás con tranquilidad para no morir atragantado en prestigioso restaurante de Palermo Soho. Pensás para tu coleto: "¿Esta es la segunda cita o estoy drogado?"

Soñás con una respuesta elegante, una gambeta bochinesca que te evite diagnosticarle psicofármacos y quedar como un machista desconsiderado e "igual que todos".

Mágicamente, recordás la película “El declive del Imperio Americano” y le decís:
“Hay que tener una excelente imagen de uno mismo para procrear, y yo no la tengo.”

Pedís la cuenta.
Curiosamente, no se ven nunca más.

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