martes, 8 de diciembre de 2009

Te odio

Pareja entrada en años.
Sentados en una mesa de famosa esquina de Buenos Aires.
Discutían.
En realidad no.
No había diálogo, sino monólogos.
El decía cosas en un tono seco y cortante, marcando su lugar de macho.
Ella, sosteniendo un perro espantoso, miraba hacia otro lado y se dejaba penetrar por esos comentarios.
A su debido momento, la dama replicaba con denostaciones de la misma índole.
Lo curioso era que no les sorprendía ese maltrato mutuo.
Será porque la agresión constante ya no agrede.
Parecían estar acostumbrados no sólo a "comunicarse" en esos términos, sino también a seguir juntos.
"Eran juntos" de esa forma.
Aprendieron a odiarse, a maltratarse, a soportarse, a lastimarse.
Sin embargo, no supieron salirse a tiempo.
Compraron el "para toda la vida" a cualquier precio.
Y lo pagaron.

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