viernes, 11 de marzo de 2011

Destino Idéntico

Sacerdote: María de los Angeles ¿acepta como esposo a Roberto Martín, cuidarlo y asistirlo por el resto de sus vidas y hasta que la muerte los separe?
Ella: Si, acepto.
Sacerdote: Roberto Martín, ¿acepta como esposa a María de los Angeles, cuidarla y asistirla por el resto de sus vidas y hasta que la muerte los separe?
El: Ehhh….No sé, creo que no acepto.
Sacerdote: ¿Cómo que no acepta?
Ella: ¿Qué dijiste Roberto? ¿Cómo que no aceptás?
El: Dije que no acepto. ¿Una vez que me opongo a algo te ponés como loca?
Sacerdote: Por favor joven, no sea papelonero y acepte a su mujer como esposa.
Ella: Si, Roberto por favor, aceptame!!!! Aceptame, te lo pido por Dios y la Virgen!!!
El: Pero ¿por qué tengo que aceptar algo que ahora me parece que no debo aceptar?
Sacerdote: Joven, este no es un buen momento para disertaciones filosóficas.
Ella: Sí, Roberto, el padre tiene razón. Decí que si y después lo charlamos en casa.
El: Está bien, acepto.
Ella: Siiiiiii!!!!! Lo logré! Te amo Roberto, tanto como vos a mí.
Sacerdote: Los declaro formalmente marido y mujer. El novio puede besar a la novia.

Roberto la besó, la tomó de la mano y caminó con ella a través de la nave principal de la Iglesia. Puso cara de convencido y saludó con cierta frialdad a familiares, parientes que creía muertos y amigos de otros tiempos que venían a felicitarlo vaya a saber por que motivo.

Luego vino la fiesta, la noche de bodas, la luna de miel, la convivencia, los problemas, la cotidianeidad, los hijos, en definitiva el indeclinable paso del tiempo.

Roberto nunca olvida que aquel día tuvo la chance de construir otro futuro. Ella, por su parte, siempre negó que aquel suceso hubiera acontecido.

Hoy viven juntos, a veces felices y a veces tristes, a veces en paz y a veces enojados. Sus hijos ya son grandes y los tienen como un verdadero ejemplo del amor entre un hombre y una mujer. Un amor genuino.

Lo cierto es que ninguno de los dos, ni Roberto ni María de los Angeles, habían nacido el uno para el otro. No eran mutuamente complementarios. No se necesitaban con deseo irrefrenable.

Roberto podría haberse casado con Daniela (su primera novia) o simplemente quedarse soltero. María de los Angeles, por su parte, podría haber escogido a José Luis o quedar embarazada a los 17 de algún amor salvaje.

En definitiva, sus vidas podrían haber sido completamente diferentes...pero parecidas.
Sólo hubieran cambiado algunas fechas y algún nombre propio.
______________________________
Cuentito poco ambicioso que escribí hace algunos años a partir de un cuento de Jorge Luis Borges ("Emma Zunz") y de la idea de que el destino de un hombre es el mismo que el de todos los hombres. Claro está que esa idea no era de Borges, sino de Pirandello.
Mis disculpas a ambos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario