viernes, 4 de marzo de 2011

¿Devorarse o Divorciarse?

"Vi legiones de personas haciendo planes sobre todo lo que harían cuando consigan divorciarse.

Llenas de proyectos para cuando consiguieran subir a la cima de la montaña para pasar al otro lado, pusieron todo el esfuerzo en la meta del divorcio. Desde allí y sólo desde allí conseguirían ser libres, independientes, eficaces y felices. Una vez conseguido el divorcio siguieron peleándose por las mismas cosas que durante la convivencia. Sólo hubo un desplazamiento físico. Se alejaron los cuerpos, pero no las mentes ni las ideas. Si durante el matrimonio hubo convivencia sin concordancia, durante el divorcio continuaron los desacuerdos.

¿O qué esperaban? Si no se entendieron ni pudieron conciliar antes, ¿podrían hacerlo ahora? ¿De dónde saldrá la creencia que uno cambia porque cambia de casa?

Al contrario, la necesidad de adaptación a la nueva situación es tan exigente que las personas se aferran a sus primitivos vicios, y se tornan aún más recalcitrantes para seguir manteniendo un estado de dignidad ficticio que se basa en la estúpida idea que uno es, en la medida en que se opone al otro.

No es necesario separarse como dos enemigos, pero lo cierto es que cada uno va a defender lo propio. El amor por uno va a prevalecer y con justificada razón, esta vez.

Si uno no sabe con quién se casó, debería saber de quién se va a separar."

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Hugo Finkelstein, "El libro del No Amor"

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