martes, 24 de marzo de 2009

Peter Gabriel: un lujo.


El domingo pasado tuve el placer de asistir al recital de este enorme artista británico que en los años 60 y 70 lideró una de mis bandas de cabecera: Génesis. Treinta y cinco mil personas colmaron Vélez y dos generaciones se mezclaron, demostrando que el arte vence cualquier barrera.

Si bien lo que aquí diga puede estar influenciado por mi profundo fanatismo y respeto por este artista, lo cierto es que el recital fue un lujo. Gabriel –con 59 años- demostró un nivel de compromiso y entrega inusitado. Su voz sigue siendo tan particular, potente y encantadora como cuando entonaba aquellas míticas canciones fundacionales del rock sinfónico en Génesis (“Firth of fifth”, “Supper’s ready”, “The cinema show”, “The fountain of Salmacis”, entre tantas otras).
¿Qué decir de los músicos que lo acompañan? Todos virtuosos y demostrando un ensamble perfecto. Allí estaba el legendario bajista Tony Levin (quien grabó junto a King Crimson, David Bowie y Pink Floyd, entre otros). Al mencionarlo, el estadio se vino abajo como si se tratara de un dios. En coros sorprendió la hija de Peter (Melanie), con una voz interesante que encierra todos los secretos de ser la hija de semejante artista.


Gabriel introdujo la historia de cada uno de sus temas en español y en ningún momento se dirigió al público en inglés. Un detalle que denota su respeto y admiración por las diferentes culturas. Recordemos que Gabriel es un artista totalmente comprometido con los Derechos Humanos y fue un pionero en la organización de recitales benéficos para ayudar al continente africano.
Gabriel inició el concierto recitando su canción "Zaar", incluido en la banda de sonido de La última tentación de Cristo, de Martin Scorsese. Luego llegó "Steam" y el estadio explotó sintiendo la vibra de ese tremendo tema. A continuación nos deleitamos con "Blood of Eden", una canción deliciosa que hizo enmudecer a las 35.000 almas. Dicho tema habla sobre la unión de los sexos en un solo cuerpo y espíritu diciendo: “In the blood of eden, lie the woman and the man, with the man in the woman and the woman in the man”. Lo sorprendente es el poder escénico de este artista y como logra que una masa de gente pase de la euforia al silencio más sepulcral. Es un arte que ha desarrollado muchos años antes junto a Genesis, donde antes de cada canción relataba historias por 15 o 20 minutos y recién allí comenzaba el tema. Gabriel te prepara para cada tema, te instruye, te pone en situación. De esa forma la música llega con una insondable profundidad.


Luego vinieron "Games without Frontiers", "Big Time" y "Solsbury Hill", tres hits muy pegadizos y conocidos en su carrera. Pero claro, el gran hit "Sledgehammer" se hizo presentir con una batería de fondo que anunciaba el ritmo de la canción. Explotó Vélez al ritmo de este gran tema y ya todo lo que viniera luego era una yapa.


Y vino “Secret World”, “San Jacinto”, "In Your Eyes", "Red Rain" y "Biko". Canciones que son imposibles de contar, sólo hay que sentarse a escucharlas y disfrutar. Estupendas todas.
Gracias Gabriel por este espectáculo maravilloso, que más que un recital de rock fue una muestra de arte. Gracias por el respeto a tus fans y por tu compromiso con la música de buen gusto. Aquí esperaremos su regreso.

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